Cuando llega el verano en Uruguay cambiamos rutinas: horarios más largos afuera, escapadas de fin de semana, casas que quedan vacías durante varias horas y barrios más silenciosos a ciertas horas del día.
Ese contexto, sumado a señales involuntarias de ausencia (luces apagadas por días, buzón lleno, persianas fijas, publicaciones en redes desde la playa), puede transformar un hogar cualquiera en un objetivo de oportunidad.

Temas
- 1 Robos en Uruguay: los números que importan
- 2 Evitar el riesgo de robos en casa
- 3 1) Cerraduras y puertas: que trancar valga la pena
- 4 2) Ventanas y rejas: seguridad sin perder salida
- 5 3) Iluminación que cuente una historia creíble
- 6 4) Publicá tus vacaciones a la vuelta
- 7 5) El poder de un buen vecino y de un WhatsApp
- 8 6) Fachada y vereda: que no huela a ausencia
- 9 7) Llaves de emergencia: desterrá los clásicos
- 10 8) Desenchufá lo que no usás y cuidá la instalación
- 11 9) Objetos de valor: menos obvios, mejor
- 12 10) Alarma y cámaras: disuadir y confirmar
- 13 Modo vacaciones: protocolo si te vas más de 3 noches
- 14 Errores típicos y cómo corregirlos en un minuto
- 15 Consejos extra si vivís en apartamento
- 16 Preguntas comunes sobre robos de casa y como evitarlos
- 17 Checklist para imprimir (pegalo en la heladera)
- 18 Evitar el robo de tu casa es ganar en seguridad
Robos en Uruguay: los números que importan
Los datos oficiales muestran una realidad que muchos intuyen, pero pocos conocen en detalle. Las encuestas más recientes revelan que casi 3 de cada 10 hogares uruguayos experimentaron algún tipo de robo en el último año, con diferencias marcadas entre Montevideo y el interior del país.
Lo más preocupante: la mayoría de estos delitos ocurren por oportunidad, no por planificación sofisticada. Entender las cifras reales ayuda a dimensionar el riesgo y actuar en consecuencia, sin caer en la paranoia, pero tampoco en el descuido.
Datos nacionales recientes
El 29% de los hogares uruguayos fueron víctimas de algún robo o ataque violento en los últimos 12 meses, según encuesta de Cifra realizada en marzo de 2024.
El 13% de los hogares uruguayos sufrió robos dentro de sus casas en el último año, con mayor incidencia en Montevideo (15%) que en el interior (11%).
Solo el 7,7% de los robos en hogares fueron con violencia (rapiñas), mientras que el 92,3% fueron hurtos sin violencia.
Tendencia reciente
El índice de victimización muestra un aumento constante desde la pandemia, aunque está 5 puntos por debajo del pico registrado hace 10 años (34% en 2013-2014).
En el interior del país, el índice de victimización trepó de 16% a 24% en el último año, mostrando un crecimiento significativo fuera de la capital.
Nivel de denuncia
Según el INE, solo el 35,6% de los delitos declarados fueron reportados a la Policía, mientras que el 27,5% fueron formalmente denunciados en el segundo semestre de 2024.
En el segundo semestre de 2024, el 5,2% de los hogares fueron víctimas de un episodio delictivo, y entre las personas individuales, la cifra fue del 3,6%.
Evitar el riesgo de robos en casa
La buena noticia es que no necesitás grandes inversiones para bajar el riesgo de manera concreta; lo que más rinde es ordenar lo esencial y sostener hábitos simples que construyen “capas” de prevención. Hablamos de accesos bien resueltos, apariencia de vivienda ocupada, coordinación vecinal y un plan claro para cuando la casa quede sola.
¿Cómo está organizada esta guía?
Te proponemos diez frentes de acción listos para aplicar hoy. En cada punto primero vas a entender el “por qué” (qué cambia realmente el riesgo) y después vas a ver “cómo aplicarlo hoy” con pasos concretos y realistas.
¿Qué te llevás al final?
Al cierre vas a encontrar un protocolo “modo vacaciones”, un checklist imprimible y una sección de preguntas frecuentes. La idea es que salgas con un plan simple, repetible y sin fricción: prevenir, detectar y responder sin complicarte.
1) Cerraduras y puertas: que trancar valga la pena
La puerta principal es la primera decisión del intruso: seguir o abandonar. Un cilindro robusto, un cerrojo que suma resistencia y un marco que no cede al palanqueo convierten segundos críticos en un “no vale la pena”. No es lujo: es método y mantenimiento.
Además, pequeñas rutinas (trancar incluso en salidas cortas, revisar bisagras flojas, cambiar cilindros al perder llaves o cambiar de inquilino) reducen riesgos silenciosos. Una puerta bien resuelta suele convertir intentos en desistencias tempranas.
H3 — ¿Por qué importa?
Una puerta bien resuelta cambia la historia en los primeros diez segundos. Quien tantea busca señales de debilidad: un cilindro flojo, un marco que cede, una cerradura que “engancha” a medias. Cuando todo encaja y ofrece resistencia, el intento pierde sentido: el riesgo de ser visto sube, el tiempo de palanqueo se hace eterno y el intruso se va. Por eso, más que comprar “lo último”, importa que lo básico esté firme y trabajado.
¿Cómo aplicarlo hoy?
Arrancá por lo que tocás todos los días: la llave que tranca, el cerrojo que acompaña, el marco que no cede con el hombro. Es mantenimiento con cabeza más que gasto sin medida.
• Trancá siempre con llave, incluso si “son dos minutos”.
• Sumá cerrojo (doble punto de cierre).
• Cambiá cilindro si perdiste llaves o cambiaste de inquilino.
• Reforzá marco y bisagras; si cede con el hombro, se palanquea.
Cerrar con método y sin excusas construye un hábito que ahorra problemas. No es paranoia: es rutina eficiente para que la puerta cuente la historia correcta.
2) Ventanas y rejas: seguridad sin perder salida
Las ventanas accesibles suelen ser el eslabón débil. Asegurar no es “encerrar”: es equilibrar trabas firmes con salidas de emergencia pensadas. En dormitorios, planificá el camino de evacuación.
Vidrios expuestos, correderas sin traba o muebles que facilitan trepar son pistas de oportunidad. Resolverlos baja el atractivo de tu vivienda para un intruso apurado.
¿Por qué importa?
Las ventanas accesibles son la ruta silenciosa: menos ruido, menos sospecha y, si están flojas, menos tiempo de esfuerzo. El desafío es doble: bloquear la entrada sin bloquear la salida en una emergencia. Cuando pensás la seguridad desde adentro —cómo saldría tu familia con humo o sin luz— encontrás el equilibrio entre protección y evacuación.
¿Cómo aplicarlo hoy?
Mirada práctica y orden: traba firme, reja con apertura interior cuando corresponde y vidrios reforzados en puntos sensibles. Evitá “ayudar” dejando escalones involuntarios.
• Traba confiable en ventanas accesibles; reja con apertura interior si corresponde.
• Lámina de seguridad en vidrios expuestos.
• Quitá apoyos: escaleras, muebles altos, macetas grandes.
Una ventana bien pensada te deja dormir tranquilo: ni prisión por dentro ni invitación por fuera.
3) Iluminación que cuente una historia creíble
La “casa viva” se nota desde la vereda: luces que encienden al anochecer, algún ambiente que prende y apaga, sensores en accesos. Es un relato cotidiano, no un show permanente.
Automatizar dos o tres puntos de luz cambia la lectura para quien tantea. Sumado a sensores en frente y fondo, reduce rondas de reconocimiento y pruebas rápidas.
¿Por qué importa?
Las luces hablan. Una casa que respira —que enciende y apaga con lógica, que reacciona al movimiento— desorienta la “lectura de ausencia”. El objetivo no es simular una fiesta, sino pintar una rutina probable para quien observa desde la vereda: luces al anochecer, exteriores que reaccionan, nada de fachadas apagadas por días.
¿Cómo aplicarlo hoy?
Elegí dos o tres puntos clave y automatizalos. Sumá sensores en acceso y fondo.
• Temporizadores o enchufes inteligentes (control desde el celular).
• Reflectores con sensor en puertas y pasillos exteriores.
• Evitá frentes a oscuras por 48 h seguidas.
Pequeños cambios generan un relato convincente: “acá hay vida”. Y eso, para quien tantea, suele ser suficiente.
4) Publicá tus vacaciones a la vuelta
La exposición en redes puede convertir tu agenda en un aviso público. Entre metadatos, ubicaciones y comentarios, es fácil inferir cuándo no hay nadie.
Compartir con demora, limitar audiencias y desactivar ubicación protegen tu privacidad y tu casa, sin dejar de disfrutar la experiencia.
¿Por qué importa?
Las redes no son solo amigos: son un escenario público. Entre una foto geolocalizada, un comentario y una historia “en vivo”, cualquiera puede reconstruir que tu casa quedó sola. Compartir también es decidir qué querés revelar: la memoria vale igual cuando volvés.
¿Cómo aplicarlo hoy?
Pensá en diferido y con círculos más chicos.
• Desactivá ubicación; limitá audiencias cuando puedas.
• Subí historias al regresar.
• Evitá dar fechas exactas de ausencias en grupos abiertos.
La regla es simple: disfrutá ahí, contá después. Tus recuerdos siguen siendo tuyos y tu casa también.
5) El poder de un buen vecino y de un WhatsApp
Nada reemplaza la mirada humana. Un vecino que levanta el correo, corre una cortina o prende una luz rompe el patrón de vivienda vacía.
Coordinar señales simples (persiana, maceta, luz) y tener dos teléfonos de contacto acelera cualquier aviso y disuade recorridas sospechosas.
¿Por qué importa?
La mejor tecnología sigue siendo un par de ojos atentos. Un vecino que levanta el correo, corre una cortina y prende una luz corta el patrón de casa vacía. Además, un chat simple acelera señales y decisiones si algo no cuadra.
¿Cómo aplicarlo hoy?
Convertí la cuadra en una red mínima, clara y humana.
• Dejá una llave a alguien de confianza.
• Pasá dos teléfonos (tuyo y alternativo).
• Acordá señales visibles: persiana, maceta, luz temporizada.
Cuando todos saben qué mirar y a quién avisar, la prevención deja de ser individual y se vuelve barrial.
6) Fachada y vereda: que no huela a ausencia
La lectura desde la calle pesa: pasto alto, buzón lleno, bolsas fijas, bicicletas a la vista… todo suma signos de ausencia.
Poner el frente “en orden normal” es barato y efectivo. Lo que parece prolijidad es, en realidad, prevención pasiva.
¿Por qué importa?
La calle “lee” la casa: pasto alto, buzón lleno, bolsas que no se mueven, bicicletas a mano. Son pistas involuntarias que habilitan recorridas de oportunidad. El frente ordenado no es estética: es lenguaje disuasivo.
¿Cómo aplicarlo hoy?
Hacé que el frente diga “acá pasa gente”.
• Cortá el pasto y mantené el frente despejado.
• Coordiná retiro de correspondencia.
• Candado en reja frontal si tenés.
• Nada valioso a la vista.
Una vereda prolija no promete riqueza; promete rutina. Y la rutina espanta el riesgo casual.
7) Llaves de emergencia: desterrá los clásicos
Los escondites de siempre (felpudo, maceta, medidor) ya no funcionan: son lo primero que revisan.
Si necesitás un “plan B”, que sea seguro y controlado. Mejor llave custodiada por una persona confiable que una “supuesta” solución a mano.
¿Por qué importa?
El felpudo, la maceta, el medidor… son capítulos conocidos. Esconder la llave “por si acaso” cerca de la puerta es, en la práctica, dejar la puerta entreabierta. Una sola decisión mal pensada puede tirar abajo todo lo demás.
¿Cómo aplicarlo hoy?
Si necesitás plan B, que sea plan de verdad.
• Caja de llaves con combinación, discreta y bien atornillada.
• Mejor: la llave en manos de alguien de confianza.
• Sin dirección ni teléfono en el llavero.
Tu copia de seguridad tiene que ser eso: seguridad. No un atajo al problema.
8) Desenchufá lo que no usás y cuidá la instalación
La seguridad también es eléctrica e hidráulica: cortos, sobrecargas o pérdidas de agua complican el regreso y pueden dejar la casa vulnerable.
Un par de chequeos y desenchufar lo no esencial reducen incidentes y falsos disparos de alarma.
¿Por qué importa?
La seguridad también es técnica. Un cortocircuito, una sobrecarga o una pérdida de agua cuando no hay nadie puede arruinar el regreso y dejar la casa vulnerable a otras consecuencias. Prevenir fallas reduce ruidos, gastos y sustos innecesarios.
¿Cómo aplicarlo hoy?
Un mini-chequeo antes de salir hace toda la diferencia.
• Desenchufá lo no esencial.
• Usá regletas con protección de tensión.
• Gas y agua: cierre controlado y verificación de goteos.
• Protegé termotanque y equipos sensibles.
La casa que descansa sin riesgos técnicos es una preocupación menos en vacaciones.
9) Objetos de valor: menos obvios, mejor
Los escondites “de manual” no resisten una búsqueda rápida. Si dejás efectivo, joyas o papeles, priorizá lugares poco previsibles o, mejor, sacalos del domicilio.
¿Por qué importa?
Los escondites “de manual” duran lo que un vistazo. Si dejás efectivo, joyas o papeles, el punto no es solo esconder: es poder demostrar qué tenías y recuperarlo con velocidad. Ahí ganan el inventario, las fotos y los seriales.
¿Cómo aplicarlo hoy?
Prepará el terreno hoy para no improvisar mañana.
• Inventario con fotos y seriales en la nube (enviátelo por mail).
• Caja fuerte empotrada o resguardo fuera del domicilio para lo crítico.
• Guardá comprobantes cuando existan.
Documentar no trae mala suerte: trae soluciones más rápidas si pasa algo.
10) Alarma y cámaras: disuadir y confirmar
Una alarma bien instalada disuade antes de empezar el problema; si además podés ver o recibir alertas en el celular, ganás minutos clave para pedir ayuda o activar un protocolo. El objetivo no es “vigilar todo” sino detectar a tiempo y reducir daños.
No necesitás grandes despliegues: mejor poco y bien configurado que mucho mal mantenido.
¿Por qué importa?
La alarma bien instalada disuade antes de que empiece el problema. Si además podés ver o recibir alertas en el celular, ganás minutos clave para pedir ayuda o activar un protocolo. El objetivo no es “vigilar todo” sino detectar a tiempo y reducir daños.
¿Cómo aplicarlo hoy?
Menos es más cuando está bien configurado.
• Probá baterías, sensores y contactos antes de viajar.
• Asegurá respaldo ante cortes de luz.
• Presupuesto corto: sticker visible + reflector con sensor ya ayudan.
La cartelería, los sensores y un par de pruebas previas convierten la tecnología en tranquilidad real.
Modo vacaciones: protocolo si te vas más de 3 noches
Pensalo como un checklist de aerolínea: pasos cortos, siempre iguales, que reducen riesgos y te ahorran preocupaciones. Informá a un contacto, programá luces, cerrá suministros y validá tu póliza de seguro de hogar.
Ese combo previene y, si algo pasa, ordena la respuesta para que todo sea más rápido y menos costoso.
¿Por qué importa?
Los protocolos quitan ansiedad porque estandarizan decisiones: siempre lo mismo, en el mismo orden. Con todo chequeado y avisado, las chances de olvido bajan y la respuesta, si pasa algo, es más rápida.
¿Pasos sugeridos?
Escribilos, pegalo en la heladera y marcá cada punto.
- Avisá a tu contacto (fechas y teléfonos).
- Programá luces y coordiná retiro de correo.
- Gas/agua cerrados; persianas con movimiento.
- Probá la alarma y dejá carteles a la vista.
- Revisá suma y coberturas de tu póliza.
- Tené a mano canales de denuncia y contacto.
Un ritual corto, repetible y sin fricción vale más que una lista perfecta que nunca hacés.
Errores típicos y cómo corregirlos en un minuto
Los hábitos apurados abren puertas innecesarias. Reemplazarlos por rutinas simples es rápido y efectivo.
Detectá tus “atajos” (no trancar, publicar en vivo, dejar llaves a la vista) y cambiálos hoy.
¿Por qué importa?
Casi todos los problemas nacen de atajos: “son dos minutos”, “después pongo la alarma”, “subo una historia y listo”. Esos gestos mínimos abren ventanas grandes. Cambiar pequeñas rutinas cierra oportunidades sin quitarte libertad.
¿Corregí esto hoy?
Una micro-decisión por vez, todos los días.
- “Llave en la maceta” → Caja con combinación o vecino.
- 48 h de oscuridad → Temporizador y sensor.
- Historias en vivo → Mejor al volver.
- Sin llave puesta → Siempre llave (y cerrojo si tenés).
- Alarma “apagada por pereza” → Prueba semanal y listo.
No se trata de vivir en alerta, sino de vivir con método.
Consejos extra si vivís en apartamento
En edificios, lo que pasa en áreas comunes importa tanto como tu puerta. Portería, garaje y pasillos comparten riesgos y responsabilidades. Avisar ausencias y acordar validaciones evita aperturas “pegadas” y visitas sin control.
Coordiná con administración y vecinos para que todos sepan cómo actuar ante situaciones ambiguas.
¿Por qué importa?
En edificios, lo compartido importa: accesos, portería y garaje requieren reglas claras. Avisar ausencia y validar visitas reduce “entradas pegadas” y autorizaciones indebidas.
¿Qué coordinar?
Dejalo claro por escrito y en el grupo del edificio.
- Portería: no autorizar ingresos sin validación.
- Ventanas/terrazas: cierres firmes; nada “tomable” a mano.
- Garaje: evitá entrar pegado a otro auto.
- Paquetería: reprogramá o usá punto de retiro.
Cuando todos juegan el mismo partido, el edificio entero es más seguro.
Preguntas comunes sobre robos de casa y como evitarlos
Antes de salir, vale repasar dudas comunes. Estas respuestas cortas te ayudan a decidir con criterio y a sostener hábitos que realmente bajan el riesgo.
¿Programar luces sirve de verdad?
Sí. La casa “viva” cambia la lectura desde la vereda. Con un temporizador ya lográs mucho; con enchufe inteligente, lo controlás desde el celular.
¿Alarma sin monitoreo o con monitoreo?
Cualquier alarma disuade. Si además tenés notificaciones y/o monitoreo 24/7, acortás tiempos de respuesta.
Alquilo, ¿me conviene asegurar?
Sí claro, estás asegurando el lugar dónde vivís y también podés asegurar el contenido (tus pertenencias).
¿Qué suele pedir el seguro tras un robo?
Denuncia, listado de bienes; si tenés fotos/seriales, mejor; y comprobantes cuando existan. Mantener el inventario actualizado acelera todo.
¿Tiene sentido poner rejas?
En planta baja o accesos expuestos, ayudan. Si las instalás, priorizá apertura interna para poder salir rápido ante emergencias.
Cerramos esta sección con una idea simple: si te hacés estas preguntas antes de viajar y ordenás las respuestas, ganás tranquilidad y evitás improvisar a último momento.
Checklist para imprimir (pegalo en la heladera)
Un repaso final te da tranquilidad extra. Hacelo parte del ritual de salida y compartilo con quien quede a cargo.
Marcá cada casilla antes de cerrar la puerta.
[ ] Puertas y ventanas trancadas, con llave.
[ ] Cerrojo en la principal.
[ ] Iluminación programada / sensores OK.
[ ] Correo: alguien lo retira.
[ ] Inventario (fotos + seriales) en la nube.
[ ] Objetos de valor fuera de vista / caja fuerte.
[ ] Electrodomésticos no esenciales desenchufados.
[ ] Redes sin ubicación ni anuncios de viaje.
[ ] Póliza de hogar vigente. Podés consultar con tu corredor o tu aseguradora.
[ ] Teléfonos de contacto a mano.
Evitar el robo de tu casa es ganar en seguridad
La seguridad del hogar no se basa en gastar mucho, sino en sostener lo esencial con constancia. Si tus accesos resisten, tu casa “parece viva”, tus vecinos están atentos y tenés un plan básico cuando te vas, ya bajaste gran parte del riesgo real.
Sumale un seguro de hogar acorde a tu realidad para que, si algo ocurre, el impacto sea operativo y no financiero. Anticipar, ordenar y sostener: con esas tres acciones vas a disfrutar el verano con la cabeza tranquila.

